La convicción de que el desarrollo del talento propicia un mejor desempeño empresarial es una afirmación que es necesario trabajar  para que sea interiorizada en las organizaciones.  Pasar de creer que la gente es nuestro capital más valioso, hacia esta profunda convicción, puede resultar en buena cuenta, una  transformación significativa  en nuestra manera de pensar.

Según lo expuesto, las áreas de recursos humanos dejan de ser únicas responsables  del proceso de desarrollo de las personas, para convertirse en facilitadoras que brindan información y  orientación tanto a las gerencias funcionales como a los propios ejecutivos. Los gerentes y líderes, empezando por la alta dirección,  son responsables del crecimiento y fortalecimiento de sus equipos humanos. Los ejecutivos encargados de recursos humanos, se desempeñarán como agentes de cambio y consultores internos, actuarán promoviendo el aprendizaje a todo nivel y serán vistos como líderes intelectuales que plantean y desarrollan estrategias para atraer, desarrollar y retener personas y propiciar la  creación de talentos. Las ideas clave:

  • Que los talentos sólo se consiguen afuera, es una idea equivocada, ya que internamente se pueden hacer interesantes esfuerzos por conseguir y descubrir gente valiosa; pero para ello, es necesario hacer una adecuada gestión del talento, con herramientas como el feedback, el coaching, la tutoría, y los programas formativos para el desarrollo de habilidades gerenciales y de dirección de personas, además de los programas de aprendizaje técnico y los propiamente funcionales.
  • De asumir como una carga, el tener que trabajar con empleados que se heredan, es necesario ir hacia un escenario audaz capaz de transformar o reemplazar el capital humano para volverlo adecuado a las nuevas necesidades. Formar y contar con un equipo talentoso ya no es algo ideal, sino una urgencia.
  • De los programas de entrenamiento y capacitación masivos y homogéneos, aplicados con criterio de justicia, se pasa a un enfoque más personal y especializado, en donde prima el potencial, la oportunidad y las proyecciones de rentabilidad de la inversión; complementando la formación con evaluaciones periódicas y asesoría permanente, sea esta interna o externa. De invertir con todos por igual, creyendo que todos tienen la misma capacidad de aprendizaje, se comienza a complementar la formación de manera dirigida y de acuerdo con el potencial de cada persona.

La Gerencia de Desarrollo Humano, o de Talento Humano, forma parte central del desarrollo estratégico de la compañía, así como lo es la tecnología, la operación, lo comercial y las finanzas.  Gracias al rol de socio que ella asume, los gerentes funcionales pueden planear su crecimiento apoyando sus planes en personas competentes y confiables.

El enfoque crucial de este tipo de gestión es conocer el inventario de capacidades y talentos instalados en una corporación y procurar su desarrollo para crear el capital intelectual que dará soporte al crecimiento del negocio en el futuro.